Dicen que los extremos se tocan y debe de ser verdad porque en el mundo de la política hay enemigos acérrimos que, al menos en lo referente a la maternidad, van de la manita bien juntitos. Y como muestra un botón: dos mujeres de ideología política opuesta (opuestísima), a pesar de lo cual hacen gala de la misma actitud de desprecio por la maternidad: Beatriz Gimeno y Soraya Saenz de Santa María.
Tal vez haya sido casualidad, o tal vez no, que me hayan coincidido en el tiempo estas dos muestras de lo que es hoy por hoy la mujer patriarcal, la mujer castrada, la eunuca maternal del siglo XXI. Al menos me ha quedado claro que esta masculinización transciende ideologías políticas, religiosas y morales; por si todavía tenía dudas, después de quedarme sin ningún partido digno de ser votado tras estudiar las diferentes políticas de conciliación familiar que ofrecían.
Como ya ocurrió hace unos años con Carme Chacón, parece que Soraya Saenz de Santa María tiene que demostrar a los cuatro vientos que, antes que madre, es una política. Y ahí la tenemos: a los 9 días de parir, sin su hijo en brazos, celebrando la victoria electoral, y con un "muy prometedor" futuro laboral para los próximos meses como lider del equipo del PP encargado del traspaso de poderes.
Los próximos meses, que deberían ser de puerperio - esto es, recogimiento, intimidad y crianza- van a ser de vida política a tope y de trabajo duro. Lo dicho, muy prometedor. Sobretodo para ese bebé, un niño llamado Iván, que todavía no sabe por qué su madre necesita dejarle en manos ajenas (probablemente muy bien pagadas, eso sí) para salir a la calle a igualarse en dignidad y derecho con los hombres. (Sí, ya sé, tal vez lo deje con el padre. Pero me vais a permitir ser todavía más politicamente incorrecta si basándome en todo lo que he ido aprendiendo estos últimos seis años, opino que todavía no es el momento del padre y que para el bebé, hoy por hoy, lo mejor de lo mejor es estar con su madre)
Según las propias palabras de la nueva madre, su hijo va a animarle a trabajar más y mejor. Que lástima. Todas las cosas que Saenz de Santa María podría hacer realmente por el bien de su hijo y de los hijos de todas y todos, y que no va a hacer porque son labores desprestigiadas, menospreciadas y políticamente incorrectas, como amamantar al niño a demanda - sacando la teta donde se tercie y ante quien se tercie- estar disponible para él noche y día, ir a todas partes con el bebé pegadito al cuerpo, y en resumen: todo lo que significa ser madre a tiempo completo integrando la maternidad en su vida en lugar de dejarla en un rincón en manos de otra persona.
Y no, si yo entiendo, de verdad que lo entiendo. En la sociedad actual, tal cual están las cosas, es evidente que Saenz de Santa María ha pensado que sólo tenía dos opciones: sacrificar el ejercicio de su maternidad o sacrificar su vida política. Hoy por hoy, una política con sus objetivos y ambiciones no se puede permitir el derecho a ser la madre que su hijo necesita porque conllevaría el abandono de su prometedora carrera, por lo que sería calificada de machista o neo-machista, algo que al PP, desde luego, no le conviene nada. Y tampoco parece que le convenga que se den los primeros pasos para que las condiciones actuales cambien drásticamente y se abra la puerta a la verdadera conciliación. Y como no le conviene pues ella no lo ha hecho. Así parece que ganan la mujer-política y su partido. Que la mujer-madre se tenga que quedar por el camino y que un bebé vaya a tener que prescindir de lo que para él es imprescindible, no importa a nadie.
Así que, vistas las cosas, la ex-portavoz del PP ha decidido salvar su vida política y sacrificar su maternidad, lo que es una verdadera pena porque existía una tercera posibilidad que ya hemos adelantado en el párrafo anterior, tal vez demasiado atrevida: dar los primeros pasos para alcanzar la verdadera conciliación. ¡ Que forma de desperdiciar una oportunidad de oro para que una mujer con el poder de hacerlo empiece a cambiar de verdad las cosas! En lugar de eso no sólo se somete a la vieja dinámica del sistema, sino que echa por tierra las todavía insuficientes condiciones de conciliación conseguidas por años de lucha de sus predecesoras. ¿ Dieciséis semanas? ¿Para que? ¡Yo no necesito más que nueve días!!!!!!
¿A quién le importa todo lo que disciplinas como la neuropediatría, la etnopediatría o la psicología vienen demostrando en los últimos años, sobre la necesidad de los bebés de estar con sus madres, alimentarse de su leche a demanda y sentir junto a ellos su cuerpo de día y de noche ? Si total, por aquí todavía hay gente que no se lo cree. O más bien prefiere no creérselo, no vaya a ser que tenga que replantearse su noción de lo que es feminismo e "igualdad" entre los sexos. Es más, antes de replantearse nada prefieren echar mano de la más burda mentira para poder negar cosas que hoy en día ya recomiendan todas las más importantes asociaciones de pediatría o la misma OMS: lactancia a demanda exclusiva hasta los 6 meses y acompañada de alimentación complementaria hasta, como mínimo, los dos años. Si algo tan básico y ampliamente recomendado es puesto en duda, ya ni me imagino lo que opinaran sobre los estudios sobre el apego que recomiendan el contacto madre-hijo continuo día y noche o los que hablan de la herida primal que sufren los recién nacidos que son separados de sus madres.
Entre las personas que niegan estas evidencias está otra mujer que seguro que estaría aplaudiendo a Saenz Santa María y su ejemplar "conciliación" familiar", si no fuera porque le habrá repateado el hígado (y resto de órganos) la victoria por mayoría absoluta del partido de su adversaria. Beatriz Gimeno llevaba ya unas semanas deleitándonos con sus posts sobre lactancia cuando ha decidido pasar a atacar al colecho y sus defensores, sobretodo si estos defensores llevan pantalones, como nuestro Armandillo.
A Gimeno, la decisión de Saenz Santa María de poner su carrera política por delante de las necesidades (según esta primera, inexistentes) de su hijo recién nacido, debería haberle producido,como mínimo, un orgasmo feminista. Aunque lo más probable es que le haya dejado descolocada que semejante actitud tan progresista, feminista y todo lo "ista" que se le ocurra, venga de alguien perteneciente a un partido tan conservador y de derechas. Me imagino que hubiera preferido ver a la antigua portavoz del PP con una bata de flores, los rulos puestos y el niño enganchado a la teta mientras su rostro ojeroso y lloroso revela el enorme sufrimiento al que le somete la maternidad. Pero mira por donde resulta que la derecha y la izquierda parecen darse la mano en este asunto y, como dijo mi amiga Mónica el otro día en un comentario en FB: " Soraya y Beatriz podrían ir juntas a tomar un té y hablar de maternidad ¡se iban a llevar de maravilla!"
A mí, tanto el ejemplo de "conciliación" de una, como los post sobre lactancia y colecho de la otra, sólo me producen una honda desesperanza. Desesperanza por su ceguera, por su conformismo, por su cobardía y, en definitiva, por su sometimiento al sistema. Con el agravante de que ambas van de abanderadas, de ejemplos de mujeres modernas, luchadoras y, ante todo y ante todos, profesionales y liberadas.
Lo dicho, que no importa que sean de derechas o de izquierdas, católicas o ateas, heterosexuales, bisexuales o lesbianas, madres o no madres, jóvenes o viejas....... por desgracia parece que las políticas de este país van todas juntas de la mano, al ritmo que marca la sociedad patriarcal, masculinizadas y maternalmente castradas.
Y me vais a disculpar, pero yo me niego a ser una eunuca maternal. Quiero ejercer mi maternidad en su totalidad y además, ingenua de mí, sin renunciar a todo mi potencial como mujer y persona en todos los demás aspectos. Pero por desgracia en el mundo político actual nadie me representa. Tal cual están las cosas, las mujeres en puestos de poder sólo han podido llegar ahí tras someterse a la masculinización de rigor. Y por lo que parece, una vez en el poder, no tienen la menor intención de cambiar nada.
Mientras, las otras, las que hemos decidido ser madres y nos negamos a sacrificar nuestra maternidad, nos quedamos a la sombra, sin posibilidades laborales, ni sociales ni, mucho menos, políticas. Pero como es un "error" que hemos cometido libremente no nos queda otra que aguantarnos, porque no tenemos tiempo para la lucha política más allá de nuestros desahogos ocasionales en nuestros guerreros blogs. Desahogos que escribimos de 5 en 5 minutos a la vez que amamantamos, dormimos en brazos, preparamos meriendas, limpiamos culetes, ponemos tiriritas, abrazamos, besamos, damos algún que otro grito y, en definitiva, estamos disponibles toda nuestra jornada - laboral y tiempo libre - para nuestros retoños.
Algo que, actualmente, es políticamente muy incorrecto.
A Gimeno, la decisión de Saenz Santa María de poner su carrera política por delante de las necesidades (según esta primera, inexistentes) de su hijo recién nacido, debería haberle producido,como mínimo, un orgasmo feminista. Aunque lo más probable es que le haya dejado descolocada que semejante actitud tan progresista, feminista y todo lo "ista" que se le ocurra, venga de alguien perteneciente a un partido tan conservador y de derechas. Me imagino que hubiera preferido ver a la antigua portavoz del PP con una bata de flores, los rulos puestos y el niño enganchado a la teta mientras su rostro ojeroso y lloroso revela el enorme sufrimiento al que le somete la maternidad. Pero mira por donde resulta que la derecha y la izquierda parecen darse la mano en este asunto y, como dijo mi amiga Mónica el otro día en un comentario en FB: " Soraya y Beatriz podrían ir juntas a tomar un té y hablar de maternidad ¡se iban a llevar de maravilla!"
A mí, tanto el ejemplo de "conciliación" de una, como los post sobre lactancia y colecho de la otra, sólo me producen una honda desesperanza. Desesperanza por su ceguera, por su conformismo, por su cobardía y, en definitiva, por su sometimiento al sistema. Con el agravante de que ambas van de abanderadas, de ejemplos de mujeres modernas, luchadoras y, ante todo y ante todos, profesionales y liberadas.
Lo dicho, que no importa que sean de derechas o de izquierdas, católicas o ateas, heterosexuales, bisexuales o lesbianas, madres o no madres, jóvenes o viejas....... por desgracia parece que las políticas de este país van todas juntas de la mano, al ritmo que marca la sociedad patriarcal, masculinizadas y maternalmente castradas.
Y me vais a disculpar, pero yo me niego a ser una eunuca maternal. Quiero ejercer mi maternidad en su totalidad y además, ingenua de mí, sin renunciar a todo mi potencial como mujer y persona en todos los demás aspectos. Pero por desgracia en el mundo político actual nadie me representa. Tal cual están las cosas, las mujeres en puestos de poder sólo han podido llegar ahí tras someterse a la masculinización de rigor. Y por lo que parece, una vez en el poder, no tienen la menor intención de cambiar nada.
Mientras, las otras, las que hemos decidido ser madres y nos negamos a sacrificar nuestra maternidad, nos quedamos a la sombra, sin posibilidades laborales, ni sociales ni, mucho menos, políticas. Pero como es un "error" que hemos cometido libremente no nos queda otra que aguantarnos, porque no tenemos tiempo para la lucha política más allá de nuestros desahogos ocasionales en nuestros guerreros blogs. Desahogos que escribimos de 5 en 5 minutos a la vez que amamantamos, dormimos en brazos, preparamos meriendas, limpiamos culetes, ponemos tiriritas, abrazamos, besamos, damos algún que otro grito y, en definitiva, estamos disponibles toda nuestra jornada - laboral y tiempo libre - para nuestros retoños.
Algo que, actualmente, es políticamente muy incorrecto.